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MAR

Entrevista


Publicada: 22-03-2021

Uno es lo que escucha



“Uno es lo que escucha, entonces tiendo a hacer música optimista”, es una de las citas de la artista Zoe Gotusso esta entrevista para la Revista Roling Stone.

La alegría es un sentimiento muy presente en la vida de Zoe Gotusso. “No sé si se podría catalogar la música como optimista y pesimista, pero creo que la música que me rodeó es optimista, ¿a qué voy con esto? A que cuando la gente escucha mi música siente alegría y cuando yo la hago también”, asegura.

 

Parece irónico, entonces, que su disco solista debut, editado el 4 de diciembre pasado, se titule Mi primer día triste. “El título hace referencia a un solo día triste al lado de un montón felices”, dice y cuenta que la canción que le da nombre fue la primera que compuso para el disco durante una prueba de sonido de Salvapantallas, la banda que tuvo junto a Santiago Celli hasta fines del 2019. “¿Viste cuando sentís un vacío y estás como que ni sabés qué te pasa?”, dice. “Estaba desganada y lloraba un montón, me sentía muy frágil y creo que era consecuencia de territorios desconocidos, de algo a lo que llamo ‘mi primer día triste’”. La canción suena diferente al resto del disco, más tensa, y Zoe canta con timidez hasta que llega el coro y aparecen los violines que le dan fuerza a su voz para echar al dolor. Se podría decir que lo logra porque la primera frase de la canción siguiente, “Ganas”, es: “Ahora que estoy bien, que ya lloré, ya me levanté” y musicalmente vuelve a su espíritu relajado o, como ella diría, alegre.

 

El disco de Zoe está rodeado de nuevas experiencias: no solo porque aparece su primer día triste, sino también porque lo grabó en Uruguay con Juan Campodónico, un viaje que fue una gran influencia para el sonido que buscaba. Trabajar con él era un sueño pendiente, incluso ya había intentado contactarse hacía cuatro años cuando estaba con Salvapantallas, pero no tuvo suerte. “Quería ir a trabajar a su estudio en Montevideo, a su zona”, dice Zoe, que pasó dos meses allá. “Parece poco, pero es intenso cuando estás dos meses durmiendo en una cama que no es tuya y tomando cafecitos en lugares que no conocés. Es hermoso, fui a buscar eso, un lugar que no conocía”.

 

Viajar a Uruguay le permitió meterse de lleno en el proyecto: “No estaba en mi casa, iba dos horas al estudio y volvía”. Por eso, Mi primer día triste es también un disco de viaje, de alguien que camina sin apuro y tiene el tiempo para perderse por calles desconocidas mientras sigue su curiosidad. “Cuarto creciente” se abre al ritmo cálido del candombe que le queda muy bien a su voz suave. Luego se le suma la delicadeza de los arreglos de cuerdas y piano, muy presentes a lo largo del disco, que le brindan a la canción un tono vivaz y distendido. Además, el tracklist incluye un cover acústico y dulce de “Amándote”, de Jaime Roos, una de las grandes figuras de la música uruguaya, y también se acerca al tango electrónico en “Ya” y a la bossa-nova en “María”, que incluye tanto una versión acústica como otra más sensual gracias al contrabajo y la percusión.

 

 

Acercarse a estos géneros es un cambio de rumbo para ella. Salvapantallas tenía mucho de electrónica y había contado con la producción de Juan Ingaramo, uno de los nuevos referentes del pop argentino. Ahora Zoe se siente conectada con otros géneros. “Buscaba que la música sea tocada por músicos”, dice. “No estoy peleada con las computadoras, el disco tiene programaciones. Pero quería nutrirme de los músicos alrededor de Juan”. Ella describe la experiencia de grabación como orgánica. “Me cuesta definir qué es orgánico y qué no, porque puede ser de compu y también re orgánico, pero te juro que es una palabra re adecuada para el disco. Siento que fue fresco, genuino, orgánico”, agrega.

 

De esa experiencia en Uruguay, aparte del disco, regresó también con algunos aprendizajes. Estuvo rodeada de músicos profesionales, no solo por su larga experiencia, sino por todo su comportamiento respecto a ir a grabar, desde saludar al llegar hasta sentirse felices y agradecidos por tocar en sus canciones. “Volví con una enseñanza humana de la importancia de lo que es un plan (porque Juan es muy organizado), y de qué es un equipo,” dice. Ella reconoce que, mientras en el pasado era más egoísta con sus composiciones, esta vez dejó que más gente se involucrara. Para “El cuerpo”, por ejemplo, empezó a escribirla sola pero después se juntó con Nicolás Landa (ex Los Auténticos Decadentes) que la ayudó a completarla. “Lo fui guiando porque yo sabía qué quería decir pero no sabía cómo”, dice. “El cuerpo” es una canción que ella define como de amor. Su voz avanza con cautela mientras la rodean coros lejanos y apagados. De a poco, la melodía se vuelve cada vez más luminosa, gracias al rasgueo del charango y, cuando llega el coro, todo se suelta con liviandad.

 

 



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