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JUL

Música, romance, vacunas y +


Publicada: 5-07-2021

Claramente habló de todo



Noel Schajris, el artista que tocó la cima con Sin Bandera y dice que se puede ser romántico sin ser cursi.

El cantautor, repasa su carrera en su nuevo álbum doble Mi presente, habla de su actualidad y de la del dúo, además reivindica al cassette. Los centennials no saben cómo se come esto.

El músico habló con Clarín y opinó sobre varios temas: “Acabo de compartir en redes una clase de canto que le di a un fan peruano que vive en Alaska. ¡Es increíble! Estas cosas no podrían existir sin la tecnología”, se emociona el cantautor que a media mañana de Los Ángeles –y previo a un encuentro con su compañero del dúo Sin Bandera- ya llevó a sus hijos a la escuela y se hizo el tiempo para chequear los pendientes que demanda su multiplataforma web.

 

“Todos tuvimos que aprender muchísimo de tecnología. ¡El Zoom ya no tiene secretos! Y gracias a esa digitalización es que mi plataforma encuentra un sentido muy grande. Es volver a reconectar uno a uno con mis fans, mi familia extendida, con un 'gracias fulanito' o 'aquí te mando tu cassette con el cassette player personalizado'", dice.

 

Y sigue: "La tecnología ya es parte de nuestras vidas y, gracias a Dios, en este país están abriendo los lugares. Ya fui a cenar sin máscaras y se empieza a sentir el regreso a un mundo más interesante, que es el que conocíamos".

 

No obstante, el autor de Mi presente, un doble disco materializado en tres formatos que anticipa su gira de veinte shows en Estados Unidos y Canadá, subraya: "Pienso seguir usando la máscara en los aviones aunque no me la pidan. Con la conciencia de los cuidados, pero sin paranoia. Esa es la clave”.

 

“Ya venía produciendo otros singles pero un disco de 20 canciones en mi mente era un desafío enorme. Fui forzado, gracias a Dios, por las circunstancias de la pandemia. ¡Y qué maravilla que esas circunstancias me dieron ese empujoncito!”, concluye.

 

-¿Te dio otra independencia?

-Sí, como productor fui muy permisivo con el artista. (Risas). Me di mucha libertad a mí mismo. De poner un montón de cosas que antes uno decía: 'No, es too much. Es demasiado'. Y no lo hubiera podido lograr sin mi gran colaborador y co-arreglista del disco, Jesús Molina, con el que diseñamos el disco juntos y hacia dónde queríamos ir.

 

Después, fue un gozo. Me desaté haciendo arreglos vocales, ¡y no había ningún tipo de límite!

 

Hice como 60 tracks de voces. Hay una canción que se llama Para recordar que empieza con un góspel, y tú pensarás que es un góspel en serio y que son 40 afroamericanos en una iglesia cantando, pero soy yo haciendo 50 tracks de voces.

Este disco es y sigue siendo una bendición muy grande. Como trabajar con mi hijo mayor (hizo la fotografía del disco) que ya tiene 21 años y está rapeando y desarrollando también sus proyectos como actor. Él tiene muy buen ojo y me ha ayudado. Se ha convertido en algo muy natural.

 

-También reivindicas el cassette, un hallazgo para las nuevas generaciones. ¿Hay algo de rebelión en esa apuesta o tiene que ver con revalorizar el formato?

 

-Es revalorizar lo físico en un mundo digitalizado, distante, a través de pantallas y streams, que está todo bien y nos enseña mucho, también. Pero mandar un pedacito de mí, físico, que te lleve a tu casa, era revalorizarlo. Que puedas leer los créditos desde un librito. De alguna manera es simbólico leer un libro, aunque sea en un CD.

 

Cuando llegó el primer cassette no lo podía creer. Lo estuve escuchando días y días, rebobinaba con la birome como hacía en la secundaria. Fue un viaje en el tiempo, y mi hija Emma, de 7 años, preguntaba: “¿Qué es eso, papá? ¿Puedo tener uno?”. Para ella es una cosa rarísima.

 

-Hablando de nuevas camadas y considerando la explosión del género urbano. ¿Te preocupa la vigencia de la balada?

¡El corazón, dios mío! Yo estoy en el negocio del corazón y a mí me gusta sentir y hacer sentir; me gusta hacer pensar. La música también es para compartir, y es muy lindo conocer chicos nuevos, gente de las nuevas generaciones que están haciendo su camino, que muestran mucho respecto al camino que he podido tener.

 

Pero ser un mero entretenedor no es lo mío, me gusta ir un poquito más profundo. Y no tengo nada en contra con los entretenedores, son talentosísimos. Pero el arte para mí tiene que invitarte a algo más profundo, una conexión contigo, a una emoción.

 

Para mí, ser romántico significa ser auténtico con lo que eres, pero no necesariamente cursi. Es una responsabilidad para mí también seguir haciendo las cosas bien y representar a ese pibe de Flores por el mundo y de la mejor manera.

 

“SIN BANDERA PERO VACUNADOS”

Con más orgullo que añoranza, el cantante porteño -nacionalizado mexicano y radicado en Los Ángeles- se somete al ejercicio de visualizar su recorrido. Los resultados, además de conformarlo, lo invitan a la reflexión.

 

“Es interesante poder dar ese pasito para atrás. Hay un balance y una emoción en ver el camino andado; pero no de melancolía. Es una valorización y gratitud inmensa que florece en mi corazón, de ver todo lo vivido. Lo más lindo es después decir que los próximos 20 pueden ser hasta mejores", se entusiasma Schajris.

“Porque ya aprendí mucho de cosas que no voy a volver a repetir. Una de esas, es ser más dueño de mi arte, de mi música. Por eso hice mi productora y un montón de factores que me dan la sensación que se viene lo mejor”, augura el abanderado del pop latino que, hermanado con su colega y amigo de Sin Bandera, lo acompañó en su turno de vacunación contra el Covid-19 en los Estados Unidos.

 

“En México todavía no están vacunando a la gente de nuestra edad; entonces, muchos paisanos están cruzando la frontera y Leo, aprovechando el viaje, hizo su cita. Como era cerquita de casa, lo acompañé", cuenta el cantante.

Y completa: "Le dije: 'Por las dudas voy, no sea cosa que te sientas raro'. Y para que no esté en un Uber. Le compré el agua, todo. Sin Bandera pero vacunados”.

 



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