El arte de generar risa y llanto sobre las tablas
Sublime, el unipersonal más poblado de personajes que se haya visto en el último tiempo, y cada uno con su magia especial, El Equilibrista de Mauricio Dayub pasó por Salta y deslumbró, emocionó, hizo reír y más.
Fue como asistir a una “clínica de teatro”, los espectadores pudimos advertir la teoría, el ensayo y la ejecución de la obra a la vez, todo en su medida justa y en una fusión cuidada, prolija y que logró tocar las fibras del público.
Inspirado en su familia, desde el desembarco en nuestro país, el gran actor y director argentino hace un recorrido por sus recuerdos más vívidos y nos los comparte de una manera tan atractiva que no hubiéramos querido que tremenda pieza del arte, llegara a su fin.
Su padre, su abuela, un tío referí, otro tío bañero o guardavidas, él mismo pero en su juventud y un gran desencuentro amoroso, fueron algunos de los escenarios que propone esta obra exquisita de teatro, Dayub interpreta a cada uno de los personajes y sus características, de una manera tan estudiada y bien ejecutada, que da gusto incluso recordar la velada que se vivió en el Teatro Provincial Juan Carlos Saravia, la noche patria del 9 de julio.
Las luces, el manejo de la escenografía, la musicalización y su magistral actuación, todo fue atrapante desde el minuto 1. El idioma y la cultura italiana, la comicidad, el drama, verdaderamente El Equilibrista es una obra completa y que genera placer.
En este unipersonal, el actor además de dar vida a todos los protagonistas, maneja la escenografía con delicadeza y firmeza según el caso, pero siempre transmitiendo incluso de esa manera, la puesta de El Equilibrista es una poesía.
por Cecilia Serrano